miércoles, 24 de junio de 2020

CARACAS 2 (sin fecha) . Publicado 24 junio 2020


CARACAS 2 

(escrito primeras semanas de 2019 y publicado junio 24, 2020)



SE ME HA IDO LA VOZ

Hace ya doce semanas que no escribo ni publico en el blog. Sigo escribiendo en el diario que llevo desde hace tantos años. Sólo cuitas, recuentos y planificaciones. Pocas reflexiones. Me miro y no me reconozco. Intento pensarme esta madrugada insomne. Me pregunto qué hago con mis muchas horas en la vigilia de estos nuevos días en Venezuela, en Caracas. Planifico y pongo en marcha un montón de actividades que giran alrededor de la atención médica de Alejandra, la menor de mis tres hijos. Busco y compro víveres a los mejores precios posibles. Hay montones de diligencias que tienen que ver con documentos de identidad y organismos públicos. También ando en la búsqueda de oportunidades inmobiliarias, intentando asegurarnos una vivienda dentro de esta caótica incertidumbre y en este mercado definido por el “entre vaya viniendo, vamos viendo”, eso tan nuestro que nos ha definido desde siempre.


RECONOCIMIENTO

Caracas luce medio vacía. Ya no hay el tráfico ni las congestiones de antes. Mucho menos el gentío por todos lados. Se ha ido y se sigue yendo mucha gente. En estas pasadas doce semanas he subido la carretera Panamericana un montón de veces hacia los Altos de Miranda, lo que fue nuestro hogar desde 1989 hasta 2009. Intento verme reflejada en alguna parte. Hasta ahora -lo sé- sin demasiado éxito. Caracas no se me ha hecho extraña, sólo ajena. San Antonio y Carrizal, la misma historia. Un poco menos, quizás. Mucha preocupación en las miradas que cruzas con los otros. Incertidumbre generalizada. Ganas de irse. De salir corriendo. Miedo. Esperanzas. Muchas preguntas y pocas respuestas.


AYUDAS Y APRENDIZAJES 

Regreso a Caracas en septiembre de 2018. Me echo a cuestas el cuidado de mi hija menor. A su edad, a la mía. Recibo con alegría el soporte que mis otros hijos nos dan. El muy valioso apoyo afectivo y económico de Armando, mi hijo mayor, quien desde California se ha hecho cargo. La otra hija, Corina, desde Buenos Aires, con su amorosa y cálida presencia constante, que como una caricia acompaña mis días, me alivia y me sostiene. La orientación terapética del Dr. Fernando Quiróz, porque andamos a ciegas en esto de la salud mental. Y mi mamá, quien aún dentro de sus propios predicamentos, tiene el tiempo y la energía para extender su mano y hablar por teléfono cada vez que logra comunicarse. Mis hermanos están pendientes,  también algunos amigos desde Estados Unidos y Argentina. Soy una mujer muy afortunada. Tengo salud, tengo afectos y tengo fuerza. Tengo tres hijos buenos. Tengo fe. Todo ayuda.

Me dispongo al aprendizaje en esto de pedir ayuda cuando lo necesito. No lo sé hacer muy bien, lo de pedir ayuda, pero aprendo. Ahí vamos. Los años me han hecho más torpe en muchos aspectos, y sin embargo también más prudente en algunos otros. Quiero creer que ahora también me estoy haciendo más humilde. Ojalá. Lo anhelo.


IR SOLTANDO

Cargo demasiado y se apresura el tiempo de soltar. 
Andar más ligera. 
Voy aprendiendo a dejar de lado lo que ya no quiero cuidar. 
Dejar atrás, bien dejado, todo lo que no se viene conmigo hacia adelante. 
Ya no quiero poder con tanto peso. 
Olvidar se vuelve una buena herramienta. 

Una nueva aventura: aprender a encontrar ayuda.

Un descubrimiento: mis torpezas.

Un aprendizaje: la humildad.

Un deseo: un espacio nuestro.

Una certeza: tengo con qué.

¡Gracias!