CARACAS 2
(escrito primeras semanas de 2019 y publicado junio 24, 2020)
SE ME HA IDO LA VOZ
Hace ya doce semanas que no
escribo ni publico en el blog. Sigo escribiendo en el diario que llevo desde
hace tantos años. Sólo cuitas, recuentos y planificaciones. Pocas reflexiones.
Me miro y no me reconozco. Intento pensarme esta madrugada insomne. Me pregunto
qué hago con mis muchas horas en la vigilia de estos nuevos días en Venezuela,
en Caracas. Planifico y pongo en marcha un montón de actividades que giran
alrededor de la atención médica de Alejandra, la menor de mis tres hijos. Busco y compro víveres a
los mejores precios posibles. Hay montones de diligencias que tienen que
ver con documentos de identidad y organismos públicos. También ando en la búsqueda de
oportunidades inmobiliarias, intentando asegurarnos una vivienda dentro de esta
caótica incertidumbre y en este mercado definido por el “entre vaya viniendo, vamos
viendo”, eso tan nuestro que nos ha definido desde siempre.
RECONOCIMIENTO
Caracas luce medio vacía. Ya
no hay el tráfico ni las congestiones de antes. Mucho menos el gentío por todos lados. Se ha ido y se sigue yendo
mucha gente. En estas pasadas doce semanas he subido la carretera
Panamericana un montón de veces hacia los Altos de Miranda, lo que fue nuestro hogar desde 1989
hasta 2009. Intento verme reflejada en alguna parte. Hasta ahora -lo sé- sin demasiado
éxito. Caracas no se me ha hecho extraña, sólo ajena. San Antonio y Carrizal,
la misma historia. Un poco menos, quizás. Mucha preocupación en las miradas que
cruzas con los otros. Incertidumbre generalizada. Ganas de irse. De salir
corriendo. Miedo. Esperanzas. Muchas preguntas y pocas respuestas.
AYUDAS Y APRENDIZAJES
Regreso a Caracas en septiembre de 2018. Me echo a cuestas el cuidado de mi hija menor. A su edad, a la mía. Recibo con alegría el soporte que mis
otros hijos nos dan. El muy valioso apoyo afectivo y económico de Armando, mi hijo mayor, quien desde California se ha hecho cargo. La
otra hija, Corina, desde Buenos Aires, con su amorosa y cálida presencia
constante, que como una caricia acompaña mis días, me alivia y me sostiene. La orientación terapética del Dr. Fernando Quiróz, porque andamos a ciegas en esto de la salud mental. Y mi mamá, quien aún dentro de sus propios predicamentos, tiene el tiempo y la energía para
extender su mano y hablar por teléfono cada vez que logra comunicarse. Mis hermanos están pendientes, también algunos amigos desde Estados Unidos y Argentina. Soy una mujer muy afortunada. Tengo salud, tengo afectos y tengo fuerza. Tengo tres hijos buenos. Tengo fe. Todo ayuda.
Me dispongo al aprendizaje en esto de pedir ayuda cuando lo necesito. No lo sé hacer muy bien, lo de pedir ayuda, pero aprendo. Ahí vamos. Los años me han hecho más torpe en muchos aspectos, y sin embargo también más prudente en algunos otros. Quiero creer que ahora también me estoy haciendo más humilde. Ojalá. Lo anhelo.
IR SOLTANDO
Cargo demasiado y se apresura el tiempo de soltar.
Andar más ligera.
Voy aprendiendo a dejar de lado lo que ya no quiero cuidar.
Dejar atrás, bien dejado, todo lo que no se viene conmigo hacia
adelante.
Ya no quiero poder con tanto peso.
Olvidar se vuelve una buena herramienta.
Una nueva aventura: aprender
a encontrar ayuda.
Un descubrimiento: mis
torpezas.
Un aprendizaje: la humildad.
Un deseo: un espacio nuestro.
Una certeza: tengo con qué.
¡Gracias!
Muy bien, el primero de muchos! Espero con muchas ganas de leerlos!
ResponderEliminarSiempre es interesante asomarse al interior de las personas como tú. Gracias por dejar abierta la ventana.
ResponderEliminarElena, grandes pasos has dado desde desde que te fuiste de nuestra caliente y siempre veraniega florida. Tus lineas son el reflejo de tu transmigrar, no solo por lo intenso que significa emigrar a otro país sino también adonde te mueve tu alma, para encontrar con humildad ese equilibrio que siempre has tenido.Un fuerte y verdadero abrazo . Betzy y Yura
ResponderEliminar